domingo, 31 de agosto de 2014

El psicodrama y el poder liberador de las metáforas


Las metáforas, son esos juegos que hacemos con el lenguaje de comparaciones con algo imaginario que no se han explicitado, y tienen un efecto mágico en el funcionamiento de la conciencia, porque unen el funcionamiento analógico con el digital, el hemisferio derecho con el izquierdo, el análisis con la creación…

Cuando establecemos una comparación o tratamos de describir algo, recurriendo a las cualidades de otra cosa, en nuestro cerebro se activan los dos hemisferios al mismo tiempo: una parte del cerebro analiza el contenido lógico y el otro cre una relación entre dos cosas, que no la tienen, y aquí, el cerebro límbico y sus hormonas, cumplen una función de puente o metalenguaje, que contagian toda la interpretación, es algo así como cambiar el color con se mira…¿ Estás viendo lo que estoy diciendo?

Cuando hacemos juegos metafóricos, el hemisferio lógico analiza lo que se ha dicho en la comparación, y lo que está implícito, en lo que no se ha dicho, y el hemisferio creativo integra toda esta información con la emocionalidad a la que le ha arrastrado el cerebro límbico; que es más rápido que el lógico, pero mezcla contenidos de manera algo primitiva, por lo que, fácilmente da lugar a falsas interpretaciones y cae en manipulaciones que no se corresponden con la realidad; es el juego de la confusión.

En psicoanálisis y psicodrama resulta muy útil dar la vuelta a esta combinación y, a través del juego, remitir directamente al relato de vida que hace nuestro inconsciente; a como nos contamos e interpretamos lo que vivimos. Descubre el sistema de creencias y valores, y las contradicciones que se han enterrado en el inconsciente, porque no han sabido como conciliarse de manera consciente.





Es un lenguaje por el que se expresa lo inexpresable y lo inefable, lo que necesita manifestarse para hacer salud mental…esas metáforas tratan buscar algo de aire fuera; orientar la salida de lo enterrado y hacer salud, para no seguir inflando un esquema enfermo, que utiliza el contexto como una excusa, en un juego de espejos grotesco y egótico, que sólo devuelven el propio rictus, de las manipulaciones y falsas interpretaciones que hemos alimentado.

El psicodrama es un juego en el que crecemos mientras disfrutamos; haciendo de princesas, emperadores, guerreros, sabias, o ermitaños descubrimos facetas y avatares enterrados en nuestro inconsciente...

Ilustraciones: Marthazul y Augusto Metzli 






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