viernes, 5 de abril de 2013

EL LOBULO CENTRAL CEREBRAL Y LA MENTALIDAD

Este post es un pequeño resumen de un capítulo del libro Desarrolla tu cerebro del Dr J. Dispenza. En otro post de este mismo apartado he colgado una introducción a su método de cambio basado en la meditación diaria, en diez pasos, dirigida a familiarizarse con el funcionamiento de la propia mente y a conseguir objetivos . En el apartado de Meditación he colgado otro texto, que introduce a la meditación oriental clásica, sin objetivos. Para los que os interese el tema, podéis visitar esos textos.

Estudiando a pacientes que han sufrido una lesión en el lóbulo central o una lobotomía, se comprobó que sufren problemas de conducta, tales como que la gratificación inmediata y los actos impulsivos reinan sobre los planes a largo plazo, tienen dificultades para mantener un trabajo, distancia emocional de las personas de su entorno, falta de respeto hacia las formas de comportamiento social, ideación de planes grandiosos que no ejecutan, comportamiento y decisiones perjudiciales para sí mismos, tendencia a mantener rutinas, falta de motivación, dificultad para concentrase en una sola tarea, estallidos emocionales cuando se altera la rutina…¿te recuerdan a alguien estos síntomas?

Cuando dejamos de aprender y de modificar nuestro comportamiento, nos limitamos a repetir y fijar la misma red de conexiones neurológicas de base química reactiva de la parte más primitiva del cerebro, vivimos en modo de supervivencia y consolidamos una mentalidad pobre: en pocas palabras, estamos sometidos a ser efecto del medio, en lugar de creadores de causa. Sin aprender y experimentar nunca llegaremos a actualizar nuestra arquitectura neurológica; reaccionamos con el cuerpo en la mente y con la mente en el cuerpo.

Para liberarnos de la adicción emocional que condiciona nuestra vida hay que potenciar el lóbulo central cerebral, que rige la regulación de nuestro comportamiento, la determinación, la voluntad, el control de los impulsos, la toma de decisiones complejas, la inspiración y la planificación del futuro. En él lóbulo central se establecen el mayor número de interconexiones sinápticas de las diferentes áreas del cerebro, por eso podemos decir que reside nuestro YO y que supervisa la mayor parte de las actividades cerebrales.

La razón por la que muchas personas no pueden utilizar su lóbulo frontal es que se han vuelto adictas a las emociones corporales, viven con una mentalidad supervivencial con toda su atención en el ambiente, el cuerpo y el momento, el cerebro ha fijado unas reacciones rutinarias en el presente y la mente se concentra en pensar en el futuro basándose en recuerdos del pasado, viven con la mente en el cuerpo, no logran pensar más allá de emociones básicas y se limitan a reaccionar de acuerdo a lo que el entorno le ordene al cuerpo: están auto-lobotomizados.

Hay que sacar la mente del cuerpo y volver a colocarla en el cerebro por medio de una batería de técnicas físicas tales como masajes, acupuntura, balneoterapia, tratamiento farmacológico, deportes, yoga, que nos ayuden a descargar el stress que se ha cronificado en nuestros músculos y órganos y condiciona nuestra vida a reaccionar de manera primitiva e impulsiva, y de terapia psicológica y mental que nos ayude a canalizar nuestras emociones, comprender nuestra mente y regular comportamiento de manera libre y autónoma, por medio de psicoanálisis o meditación.

Entonces comenzaremos a modificar nuestras rutinas cotidianas de manera gradual e ir introduciendo actividades y actitudes que nos resulten más interesantes y atractivas, que las adicciones emocionales de la mentalidad basada en la simple reacción impulsiva del cerebro límbico. Comenzamos a entregarnos a la enorme gracia que supone vivir nuestro presente en totalidad, nos aceptamos con nuestro YO y nos comprometemos con nuestra inspiración para dirigirnos hacia nuestro futuro con lucidez.

Cuando el lóbulo central se pone en funcionamiento crece nuestro nivel de conciencia, de autopercepción y la capacidad para observar la realidad; entonces es lógico que podamos comprender y observar lo que pensamos de nosotros mismos, el YO con él que nos identificamos, y con ello modificar la áreas de nuestra identidad que nos resultan problemáticas.



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