lunes, 29 de abril de 2013

Mapa budista de la mente: desde Sila, por Samadhi o por Prajña

Desde Sila por Samadhi o Prajna: las vías del Buddha

Para la psicología occidental, la meditación se clasifica dentro de la categoría de los Estados Alterados de Conciencia, con fenómenos tales como la hipnosis, el trance o la psicodelia. Frecuentemente, la descripción de estos estados de conciencia discontinuos resultan parciales, sin conocimiento directo y con bajo nivel de correlación con el resto de la topografía mental. Son descripciones que responden a experiencias individuales, con símbolos y metáforas propias, para describir lo que no se alcanza a comprender.

Probablemente en la tradición budista donde se recojan las descripciones más antigua y completas de los estados y procesos de la mente. En el Loka de los Vedas y el Bardo tibetano se encuentran descripciones de estados mentales discontinuos, que describen estados reconocibles: theravada (infierno/ansiedad), preta loka (espíritus hambrientos/perfeccionismo), asura loka (espíritus atemorizados/miedo) o cielo (felicidad sensual en todos los órdenes), y propuestas de los caminos más adecuados para la superación de sus limitaciones.

El sistema budista parte de Sila, que es la pureza virtual por el cultivo sistemático de pensamiento, palabra y obra, para convertir las energías derrochadas en productivas. Supone mantener un código de conducta moral y social para conseguir la tranquilidad y serenidad de la mente; para que la mente no divague en remordimientos, culpas, vergüenzas y valoraciones de lo que está mal o bien.

Las necesidades básicas de alimentación, vestido, morada y salud deben ser satisfechas con moderación, sin obsesiones y sin ambiciones. Si la serenidad de la mente se ve perturbada por el ambiente social, se procurará limitar las interacciones mundanas, para que el exceso de apasionamiento y la abundancia de los tópicos y estereotipos de las conversaciones de sociedad, no interfieran en la serenidad de la mente, y procurar compañías y actividades afines, que promuevan estados de conciencia provechosos: Sila supone una poda de las distracciones para potenciar la luz de la propia linterna.

La serenidad es la base para alcanzar estados de conciencia meditativos, la pureza moral tiene por objetivo la depuración de la mentalidad, que generan los pensamientos que son meras reacciones, que se fijan al ser repetidos, para que el Ego deje de ser el determinante de la conducta.

Las vías de sila son la Atención y el Desapego. La atención actúa fomentando el hábito de observar los estímulos externos que nos llegan por los órganos de los sentidos, y el desapego por medio de no permitir la reacción, para que estos estímulos no lleven a la mente hacia cadenas de pensamiento del estado de la mentalidad: que intoxican la capacidad de discernir de nuestra mente, y nos limitan para ver los aconteceres cotidianos tal como son.

La serenidad de Sila es la base para las dos grandes vías: la concentración de Samadhi y el discernimiento intuitivo de Prajña. Con el esfuerzo de Sila se favorece la concentración básica para comenzar a discernir. Una vez se ha establecida la mente en la concentración o el discernimiento, sila es una consecuencia natural que no precisa de un acto de voluntad, porque tanto el discernimiento, como la concentración tienen, entre sus efectos la depuración de moral de sila. Hay una interacción en espiral que actúa de forma simultánea.

Uno de los efectos de Sila es la muerte del Ego, producido por los pensamientos de una identidad impostora, y una mentalidad poco evolucionada. Si la muerte del ego llega por desarrollo de la concentración, permanecerá en estado latente y reaparecerá cuando la concentración disminuya. Si la muerte del ego llega por desarrollo del discernimiento dejará de ser una fuerza que influye en la conducta por que la mentalidad habrá madurado, para percibir que se trata de un estado de la mente que nos condena a la ansiedad de perseguir deseos transitorios e insatisfactorios.

Samadhi es la vía de la concentración por medio de mantener al pensamiento en un estado continuo: fijarlo en un tema. En los Nikayas y el Visuddhimagga se enumeran y clasifican temas de meditación, en función de los caracteres y temperamentos de las personas, y las consecuencias que tienen.

La vía de la concentración se va desarrollando por los cuatro Jhânas materiales, que van progresando desde las energías más densas y materiales, a los cuatro Jhânas sin forma, hasta alcanzar la ecuanimidad y la concentración en la ni-percepción, ni-no-percepción.

Prajña es la vía del discernimiento, del saber y la intuición, que comienza en la atención de sila, va madurando a través de romper con los estereotipos de las costumbres y afrontar los hechos cotidianos como si ocurrieran por primera vez. Desde un estado mental receptivo y poco reactivo, se contempla lo que acontece, y si la mente genera juicios o valoraciones egóticas, estas pasan a ser observadas también. La esencia de la atención es el conocimiento real de lo que acontece, dentro y fuera de nosotros mismos, en los momentos sucesivos de la percepción.

Las vías de desarrollo del discernimiento comienzan por la atención en el cuerpo, en los sentimientos, en la mente o en los objetos mentales, que sirven de punto de partida para la atención en los procesos de experiencia, sin tomar en cuenta la naturaleza de la experiencia contemplada. Todos los estímulos de la propia receptividad se observan cuando llegan a la atención: bien por el estímulo sensorial de entrada, bien por las consecuencias fisiológicas de los estados psicológicos o como subproductos de los procesos fisiológicos; se registra la sensación independientemente de su origen.

La vía de la intuición se inicia en la concentración, se desarrolla en la atención, se aplica en la reflexión, alcanza el pseudos-nirvana de la percepción de la existencia y la desaparición del ser, continua por la etapa del deseo de huida y desaparición, alcanza la intuición del conocimiento instantáneo y sin esfuerzo y culmina en el Nirvana.

El camino de Samadhi, por medio de los jhânas, y de Prajña hacia el nirvana, comparten las fases finales del mapa, los seres que han seguido estos caminos hasta el límite no pertenecen a una vía, son de las dos, porque los caminos se funden en la misma senda.

Extraído de: La meditación y los estado superiores de conciencia, D. Goleman


Publicado por Psicóloga Emocional.

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