domingo, 30 de marzo de 2014

Instantes quánticos; cuando lo extraordinario integra lo cotidiano


En el post anterior hablábamos de sustancias como la ayahuasca, la psilocibina o la ibogaina, que conllevan pasar por fases de un estado de conciencia expandido, en los que la conciencia transita y emerge con una nueva re-organización. Decíamos que son utilizadas desde hace muchos siglos en rituales de culturas étnicas distantes, bien en forma de rituales mágico-religiosos, bien en rituales chamánicos que tienen fines curativos.

También hablamos de que han demostrado una eficacia muy alta en tratamientos de drogodependencias, en este caso en contexto clínico y bajo supervisión psiquiátrica. La experiencia narrada por el educador de IDEAA rural (Brasil) relataba como la mayoría de las personas tratadas con ayaguasca, en sus primeras sesiones se sentían tan pletóricas que se creen curadas, por una revelación o milagro, y tienen la reacción de dejar el tratamiento. Por eso después de cada sesión, hay una fase de integración personal, con acompañamiento terapéutico, para que la re-organización de la conciencia se haga sólida, asegurar el éxito del proceso de cambio, y que la experiencia no se limite a un episodio psicodélico más.

En este caso estamos hablando de estados de trance profundo inducidos por sustancias, pero en la vida cotidiana todos atravesamos momentos de trance natural, de auto-hipnosis, de ensoñación, etc en que nuestra racionalidad es desbordada por una intuición, una sensación, una emoción, etc (“no se que me ha pasado” “ha pasado un ángel” “me he quedado abducido” “estoy descolocado” “estar en Babia” “las musas”) que cambian el foco de nuestra atención, y los acontecimientos en los que nos desenvolvemos, se ven desde otra perspectiva…son esos instantes mágicos en los que nos asomamos a niveles quánticos, en que la mirada une pensamiento con emoción, y podemos modificar la dirección de nuestro acontecer.

A tod@s nos pasa; y podemos aprovechar la sabiduría que nos aportan, en mayor o menor medida, según nuestra intención y el interés que le queramos dedicar a nuestra vida.

Esto que acabo de decir no tiene nada de mágico, ni extraterrestre, es muy físico. Voy a tratar de explicarlo un poco más con un ejemplo: piensa en una cosa que te emocione con rabia, alegría, ira, cualquier emoción vale al ejemplo. Evócalo con detalles y sensaciones…

¿Ya lo has pensado? Permite a tu conciencia unos instantes, que acompañe a los cambios que ese pensamiento le hace sentir a tu cuerpo. Para que hayas tenido esa sensación tu amígdala y tu hipocampo cerebrales han compuesto una red de conexiones neuronales que hacen que tu páncreas, tus glándulas endocrinas, tu bazo, tu hígado, etc hayan cambiado la química de todo tu cuerpo… y sólo con un pensamiento o un recuerdo. Cuando la racionalidad apaga su control, permite a tu conciencia diluirse en otros niveles de la realidad, que pueden ser físicos pero no solemos percibir, y entonces actúa desde nivel un nivel quántico…esa especie de sopa energética en la que todos estamos en la misma olla, o inconscientes compuestos por los contenidos que la mente, individual o colectiva, ha dado en elaborar.

Los momentos de crisis, de cambios, o los mismos tránsitos de equinoccio, son momentos que facilitan esos estados de conciencia ampliados naturales, las estructuras de la racionalidad se resquebrajan y permiten que a nuestra conciencia asomen comprensiones más amplias de nuestra vida y sus aconteceres. Son momentos mágicos, instantes de inspiración divina que, con atención e interés, se pueden transformar en grandes palancas para un cambio hacia una vida más rica en matices y en plenitud personal.

Ahora estoy dirigiendo estas palabras a tu intelecto, para tratar de ampliar la comprensión racional; sólo por medio de ampliar información. Para que esa información te transforme, el conocimiento tiene que ser experimentado por todo tu ser, y para eso sólo tienes que aprender a abrirte a ese sentir, a entregarte como quién se tira al agua de la piscina, con  confianza permitir que la experiencia de tu conciencia se extienda y te cultive, para trasmutar información en sabiduría…que agrande la comprensión más allá de los estrechos límites convencionales de la racionalidad.

¡¡¡Qué las musas te visiten con buen provecho!!!




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