En el post anterior hablábamos de sustancias como la
ayahuasca, la psilocibina o la ibogaina, que conllevan pasar por fases de un estado de conciencia expandido, en los
que la conciencia transita y emerge con una nueva re-organización. Decíamos
que son utilizadas desde hace muchos siglos en rituales de culturas étnicas
distantes, bien en forma de rituales mágico-religiosos, bien en rituales
chamánicos que tienen fines curativos.
También hablamos de que han demostrado una eficacia muy alta
en tratamientos de drogodependencias, en este caso en contexto clínico y bajo
supervisión psiquiátrica. La experiencia narrada por el educador de IDEAA rural
(Brasil) relataba como la mayoría de las personas tratadas con ayaguasca, en
sus primeras sesiones se sentían tan pletóricas que se creen curadas, por una
revelación o milagro, y tienen la reacción de dejar el tratamiento. Por eso después
de cada sesión, hay una fase de
integración personal, con acompañamiento terapéutico, para que la
re-organización de la conciencia se haga sólida, asegurar el éxito del proceso
de cambio, y que la experiencia no se limite a un episodio psicodélico más.
En este caso estamos hablando de estados de trance profundo
inducidos por sustancias, pero en la vida
cotidiana todos atravesamos momentos de trance natural, de auto-hipnosis,
de ensoñación, etc en que nuestra racionalidad
es desbordada por una intuición, una sensación, una emoción, etc (“no se
que me ha pasado” “ha pasado un ángel” “me he quedado abducido” “estoy
descolocado” “estar en Babia” “las musas”) que cambian el foco de nuestra
atención, y los acontecimientos en los que nos desenvolvemos, se ven desde otra
perspectiva…son esos instantes mágicos en los que nos asomamos a niveles
quánticos, en que la mirada une pensamiento con emoción, y podemos modificar la
dirección de nuestro acontecer.
A tod@s nos pasa; y podemos aprovechar la sabiduría
que nos aportan, en mayor o menor medida, según nuestra intención y el interés
que le queramos dedicar a nuestra vida.
Esto que acabo de decir no tiene nada de mágico, ni
extraterrestre, es muy físico. Voy a tratar de explicarlo un poco más con un ejemplo: piensa en una cosa que te
emocione con rabia, alegría, ira, cualquier emoción vale al ejemplo. Evócalo
con detalles y sensaciones…
¿Ya lo has pensado? Permite a tu conciencia unos instantes,
que acompañe a los cambios que ese pensamiento le hace sentir a tu cuerpo. Para
que hayas tenido esa sensación tu amígdala y tu hipocampo cerebrales han
compuesto una red de conexiones neuronales que hacen que tu páncreas, tus
glándulas endocrinas, tu bazo, tu hígado, etc hayan cambiado la química de todo
tu cuerpo… y sólo con un pensamiento o un recuerdo. Cuando la racionalidad
apaga su control, permite a tu conciencia diluirse en otros niveles de la
realidad, que pueden ser físicos pero no solemos percibir, y entonces actúa
desde nivel un nivel quántico…esa especie de sopa energética en la que todos
estamos en la misma olla, o inconscientes compuestos por los contenidos que la
mente, individual o colectiva, ha dado en elaborar.
Los momentos de crisis, de cambios, o los mismos tránsitos de
equinoccio, son momentos que facilitan esos estados de conciencia ampliados
naturales, las estructuras de la racionalidad se resquebrajan y permiten que a
nuestra conciencia asomen comprensiones más amplias de nuestra vida y sus
aconteceres. Son momentos mágicos, instantes de inspiración divina que, con
atención e interés, se pueden transformar en grandes palancas para un cambio
hacia una vida más rica en matices y en plenitud personal.
Ahora estoy dirigiendo estas palabras a tu intelecto, para
tratar de ampliar la comprensión racional; sólo por medio de ampliar
información. Para que esa información te transforme, el conocimiento tiene que
ser experimentado por todo tu ser, y para eso sólo tienes que aprender a
abrirte a ese sentir, a entregarte como quién se tira al agua de la piscina,
con confianza permitir que la
experiencia de tu conciencia se extienda y te cultive, para trasmutar
información en sabiduría…que agrande la comprensión más allá de los estrechos
límites convencionales de la racionalidad.
¡¡¡Qué las musas te visiten con buen
provecho!!!
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