lunes, 14 de abril de 2014

La fuerza de los ritos y el contrapeso de los mitos



El ser humano es un animal social desde su nacimiento, desenvolvemos nuestra vida en una relación sistémica entre diferentes contextos, unos más próximos: familia, barrio, pareja, vecinos, ciudad, y otros más amplios, tales como la cultura, el medio ecológico...el cosmos.

Cada contexto comporta unas ideas que estructuran lo que creemos que se espera de nuestro rol y las expectativas que nosotros tenemos al respecto. No tenemos la misma actitud en contextos de relación en que se ejerce presión y vivimos la relación obligados a un ajuste concreto, que en contextos en que no hay referencias que nos acomoden, y podemos ser libres de ejercer más facetas de nuestra personalidad.. Tampoco nos sentimos y nos ideamos la vida igual cuando estamos de paseo por la ribera de un río, contemplando un paraje desde una montaña o paseando por la playa, que cuando vamos en el metro o entre el tráfico camino de nuestros quehaceres cotidianos.

El contexto de relaciones y espacios, puede ejercer un papel de trampolín de potencialidades, pero también suele ejercer un gran papel de presión para sostener el estado de las cosas en una homeostasis insatisfactoria.

Cuando viajamos fuera de nuestro ambiente habitual las expectativas de las relaciones cotidianas resultan más distantes y aflojan la presión sobre nuestra mentalidad, por eso suele resultar más fácil viajar por nuestro propio interior; cambiar resulta asequible.

Para cualquier cambio creativo es preciso generar una mentalidad que supere la presión del contexto...despertar al gigante interior que camina por autopistas arquetipicas y aspira a una vida mítica

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