domingo, 20 de abril de 2014

Los rituales y las adicciones



Dice la etimología que liturgia es un servicio público en una obra del pueblo. En su acepción más común se refiere a la forma y el orden en las que se llevan a cabo las ceremonias y rituales de una creencia, religiosa generalmente. Organizan una secuencia de actos rituales de alto contenido simbólico que estructuran el sentido del tiempo y la concepción que una cultura ha desarrollado de su papel y propósitos en él. Son Grandes Obras Públicas que han estructurado los rítmos de los acontecimientos y han cultivado la mentalidad.

Los rituales pueden definirse como una serie de acciones que se llevan a cabo en un espacio y en un tiempo determinado en función de unas creencias: rituales de tránsito de edad como los bautizos, comunión, puesta de largo, funerarios, o estacionales, o mágicos, o religiosos, etc. Un ritual supone una geometría en un espacio y en un tiempo, que tiene su reflejo en el funcionamiento de nuestra mente e inciden en el mapa de nuestras conexiones cerebrales. Según el grado de implicación y la capacidad de absorción mental desarrolla una gran capacidad catártica en las personas. Tiene  influencia del exterior al interior, interioriza creencias por absorción mimética.

Pero también hay otros rituales más cotidianos, que no están relacionados con creencias trascendentes, son esas costumbres o manías que según el perfil de personalidad, más o menos obsesivo, desarrollamos: hacer un recorrido de una manera, colocar las cosas de un modo concreto, etc. Todos tenemos experiencias de ver como alguien pierde lo papeles, por algún detalle que nos había parecido nimio, pero que para ella es básico. Sus rituales se han repetido de manera sistemática hasta fijarse, como una inscripción en la piedra, y le resulta una agresión hacer ese acto de otra manera. Aquí el ritual se ha convertido en un pequeño tirano que contiene a la mente de sus propias angustias, y se impone al exterior.

Si revisamos nuestras adicciones menores: tabaco, café, chocolates variados, video-juegos, redes sociales, etc.  Guardan gran relación con cubrir algún espacio de carencia emocional que no encuentra el modo de expresarse en armonía y pueden derivar en una neurosis. Se reconocen esas dependencias por varios indicadores, y porque su insatisfacción genera malestar, que se re-equilibra recurriendo a sustancias o conductas, que en muchos casos conllevan un cierto ritual.

Estos rituales tienen unos efectos parecidos en la psique a la propia sustancia o conducta, porque de repetirse en paralelo se han condicionado y funcionan como precursores de la satisfacción. Para eliminar esas dependencias resulta muy útil reconocer el ritual asociado a ellas y sustituirlo por otro inocuo, por ejemplo si está ritualizado liar cigarros se puede recurrir a la papiroflexia. Con esta trampita logramos engañar al cerebro y retomar el control de la mente.
Termino con un fragmento del Tao:

Cuando se pierde el Tao, aparece la virtud.
Cuando se pierde la virtud, aparece la bondad.
Cuando se pierde la bondad, aparece la justicia.
Cuando se pierde la justicia, aparecen los ritos.
Los ritos suponen la pérdida de la confianza; el principio de la confusión.


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