domingo, 7 de junio de 2015

TRES CENTROS, TRES PERSONALIDADES, TRES PERSONAS...



¡Buen día para tod@s!

Como dispongo de un ratito libre, el ambiente de esta biergarden de vacaciones es florido e invita a una agradable tertulia sosegada… y yo no tengo con quién conversar, pero si una tablet, voy a tratar de componer un post, para este blog que andaba algo descuidado.

Hoy el tema por el que peregrina mi mente es el de TRES CENTROS, TRES PERSONALIDADES, según Gurdieff.

Gurdieff fué un filosofo, de origen armenio, de gran influencia entre las élites sociales y culturales del Paris de los años 20. Su obra es heterodoxa en las influencias, es decir que recoge pensamientos, estrategias y técnicas de todas las escuelas que estudió- católica ortodoxa, sufí, yoga, budismo- e hizo una  mezcla, que presentó según las formas y presupuestos de la mentalidad científica occidental. Es decir que cogió conocimientos de aquí y de allí y los adaptó para hacerlos comprensibles y, sobre todo útiles, a la mentalidad de aquí. Es muy flexible en sus influencias, pero muy disciplinado y riguroso en los métodos de trabajo que utiliza para el desarrollo de las personas.

Hablaba de un nivel de esencia o alma, que es el fundamento de las personas, lo que de verdad somos, y de un nivel de personalidad, que es un nivel superficial, formado por las conveniencias de la adaptación social, etc, en donde se desarrolla la mayoría de nuestra actividad, y de donde procede gran parte del malestar y la insatisfacción psico-social actual.

Su método podría denominarse la observación de sí, y a través de ejercicios físicos, impresiones emocionales y un sistema filosófico, trabaja para hacer consciente la mentalidad con la que nos identificamos, y en muchos casos, nos auto-limitamos sin ninguna justificación. A través de tomar conciencia de estas estructuras, físicas, emocionales y mentales, se van levantando las capas superficiales de la personalidad, que ahogan al nivel esencial. Nos conocemos mejor, comprendemos nuestro yo y sus circunstancias, y nos manejamos mejor.

En su teoría, que es muy amplia habla de los tres centros esenciales del hombre, que están presentes en todas las personas, y de tres tipos de carácter de personas, según prevalezca en ellas uno u otro centro: Centro Motor, Centro Emocional y Centro Intelectual.

El centro motor rige la inteligencia del cuerpo, el movimiento, la intuición, es impulsivo, estable y rápido y nos comunica su conocimiento por medio de sensaciones. Dentro de este centro está el subcentro sexual que es la puerta del futuro y por ello maneja un nivel de energía muy fuerte. Este centro ha sido objeto de control por parte de las religiones y del poder en general, para asegurar nuevas generaciones adaptables, y en la actualidad se hace un abuso sistemático de esta energía para manipular voluntades, comprar, vender e influir a través de impulsos de bajo nivel de control.

El centro emocional rige las emociones, la manera de dar sentido a los sucesos, cómo interpretar las situaciones, es muy rápido, pero es inestable, y si no está bien orientado, cosa que sucede bastante a menudo, se vuelve negativo busca compensar sus carencias por medio de influir en los demás centros y eso le hace muy manipulador, tanto del cuerpo como de la mente. Es como un pozo sin fondo imposible de satisfacer.

El centro intelectual rige las ideas y las estructuras desde las que pensamos, es el más lento de los tres pero es muy útil en la adaptación y goza de mucha valoración social porque vivimos en sociedades en las que lo más valorado es ser racional y manejar conocimientos de manera formal y lógica. Es el más manipulable de los tres, tanto el cuerpo como la emoción le convencen con facilidad. Dentro de este nivel hay un subcentro, el aparato formatorio, que es como un clasificador automático, su función fundamental es observar y contar.

Las personas regidas con predominancia por alguno de estos centros tienen dificultades para comprender a los de los otros centros: los que sienten a los piensan, los activos a los soñadores, etc

Cada uno de los centros tiene su funcionalidad y cuando los tres funcionan al unísono el hombre logra una gran capacidad. Pero habitualmente funcionan, o uno o varios de ellos, de manera disonante, arrastran a la energía del centro sexual y generan neurosis: el cuerpo que quiere pensar genera obsesiones dogmáticas y cuanto pretende sentir brutalidad, el sentimiento que busca sensaciones genera morbosidad y cuando pretende pensar deriva en fanatismos y sectarismos, el intelecto que se dedica a las sensaciones genera rigideces y cuando pretende sentir inventa fabulaciones dramáticas.

Según Gurdieff, para el desarrollo y el funcionamiento armónico de los tres, es decir un nivel de conciencia que los una y los potencie, es preciso de un trabajo de gran voluntad y con mucha disciplina en el sistema, porque la fuerza de cada uno de ellos es grande y tendente a repetirse para mantener el estado de las cosas igual.

 Mis mejores deseos para vuestros avatares veraniegos…el arroyo me acompaña y me arrulla.

gurdjieff


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